31 julio 2008

Caza de "viejos" en Radio Nacional


No, no fue el vídeo el que mató a la estrella de la radio, si no los burócratas de turno que no conformes con empobrecer nuestras vidas con mierda adulterada -ahí está la temible fábrica de triunfitos echando humo- están empeñados en arrebatarnos nuestros frágiles refugios emocionales en nombre de la cuenta de resultados.
Uno tras otro se van cargando los programas de Radio Nacional -también de TVE- que forjaron nuestra educación sentimental. Ayer cayó/calló Clásicos Populares y antes lo hicieron el Diario Pop, Tren Tres, La Salamandra, Trébede, El Boulevard, Area Reservada, Bienvenidos al Paraíso y un larguísimo etcétera que no parece tener fin.

El remedio a años y años de derroche injustificado, de repugnante politiqueo, de hiperburocratización o de entrega del patrimonio público a productoras y demás aves carroñeras, es el hachazo consabido a los más desprotegidos: los trabajadores.

¡A la mierda con nosotros, los oyentes!
Por supuesto que no son políticos y no pueden gozar de una dedicación vitalicia y bien remunerada. Aunque nos hayan proporcionando placeres espirituales, no son obispos y por tanto no tienen garantizado el empleo hasta los 75 años. Nos han educado con sus músicas, pero no son catedráticos de universidad, si lo fueran tendrían asegurada la jubilación a los 70. Ni siquiera son lo suficientemente funcionarios para llegar a los 65 si es su deseo.
Tienen que irse con la amargura del que deja un trabajo inacabado y eso, amigos, no se cura con el 92% de su paga laboral aunque les llegue puntualmente cada mes.

Por cierto ¿por qué se le paga a esta gente por no hacer lo que podrían cobrar haciendo?
¿Los niñatos que los sustituyan van a trabajar gratis?
¿Dónde está el ahorro que se buscaba?
¿Hay alguien que lo entienda?

Una vez más, gracias amigos gestores por arrancarnos pedazos de nuestra vida con las dentelladas de vuestra depredadora voracidad.

30 julio 2008

Fe de carbonero


  • Muchacho, eh muchacho. Súbeme un saco de carbón, por favor.

  • Al momento, Miss Dolly.

  • Has llegado pronto. Toma chico es para ti.

  • ¡Uauuu! Gracias, Miss Dolly, es usted muy generosa.

  • Oye, hace días que vienes por aquí y quiero hacerte una pregunta. ¿Eres hijo de mi amiga Mayann? La conocí hace mucho tiempo en Perdido Street. Ella, bueno, ella era...amiga mía.

  • No se preocupe, sé a que se dedicaba mi madre en Perdido Street.

  • Así son las cosas. Lo tenemos muy mal los negros pobres.

  • Conmigo no pasará lo mismo.

  • ¿Te vas a hacer predicador, acaso?

  • Mucho mejor: sé tocar la corneta. Entraré en una banda y me haré famoso.

  • Eso no es muy seguro, hijo. Muchos músicos han acabado de chulos en este barrio o incluso pidiendo por las calles. Es todo tan triste.

  • Yo traeré la alegría a estas calles, Miss Dolly.

  • Te veo con mucha fe, chico. Por cierto, si vas a ser famoso ya es hora de que conozca tu nombre. ¿Cómo te llamas, muchacho?

  • Llámeme Lou, el hijo de Mayann, su amiga. Con que diga eso es suficiente.

23 julio 2008

Magia en domingo


Según Don MacLean en su celebérrimo American Pie, la música falleció un 3 de febrero de 1959 en accidente de coche. Si eso fuera así, habría que decir que resucitó de nuevo, de forma mágica e imperecedera, el domingo 25 de junio de 1961 en un club situado en un rincón oscuro del Village neoyorkino.

Culpables de ello fueron tres personajes no excesivamente singulares. Un pianista yonki con pinta de profesor universitario -alto, encorvado, con gafas de carey- llamado Bill Evans, que cuando tocaba su instrumento parecía que entraba en trance místico; un contrabajista, Scott LaFaro, que con apenas 25 años ya era reconocido por todos los grandes que porfiaban por tenerlo en sus combos y finalmente el fiel y vivaz batería del primero, Paul Motian.

El trío se reunió en el gran templo del jazz, el Village Vanguard, y después de una jornada intensiva -dos sesiones de mañana y tres de tarde- entregaron al mundo la que para muchos es la mejor grabación de jazz en directo de todos los tiempos.
28 temas portentosos para un grupo irrepetible. Sólo diez días más tarde, Scott LaFaro , el joven y excepcional contrabajista, fallecía en accidente de tráfico tras volver del Festival de Newport. De los tres discos que dan cuenta de estas grabaciones, destaca el primero Sunday at the Village Vanguard donde se eligieron temas que destacaban las cualidades del malogrado contrabajista. Los posteriores son Waltz for Debby -que lleva el título del tema más famoso en la carrera de Bill Evans- y More From the Vanguard.

Se ha hablado mucho del despliegue de talento en aquella sesiones históricas. Una auténtica revolución musical en el que el piano de Bill Evans parece tener vida propia por la cantidad de emociones que puede suscitar en quien lo escucha. El contrabajo de Scott LaFaro, tampoco se conforma con su habitual labor de acompañante rítmico y tiene la oportunidad de actuar como solista creando un diálogo insólito con el teclado. Por su parte, la batería de Paul Motian, prescinde de toda su artillería pesada y se conforma con un minimalismo expresivo valiéndose de platillos y escobillas, que más que tocar, parece que retoca las piezas en una cadencia subyugante.

Al fondo se oyen voces, incluso risas, y las copas resuenan como si quisieran forman parte de esta grabación, aportando un aire de espontaneidad a un momento trascendente. Y queda el silencio, un silencio que es la gran estrella invitada en esta celebración de la música. Un silencio que da relieve a los maravillosos acordes impresionistas de Bill Evans, al frenesí incansable de Scott LaFaro y al exquisito sentido del swing de Paul Motian.
Han pasado 47 años y casi cada día, a cualquier hora, escucho esta música que siempre derrama historias nuevas en mis oídos y me hace sentir que en la vida después de todo, sólo la belleza, la belleza emocionante, tiene algo de sentido.

15 julio 2008

Lugares comunes


Apenas el personal sanitario es capaz de recoger la fecunda cosecha de cadáveres y heridos que fertiliza el campo de batalla. El polvo, furiosamente arrancado de las zanjas, bailotea la danza de la desolación en el gris amanecer. Las dos figuras se van acercando lentamente. El sargento X y el soldado Y se miran fijamente a los ojos y luego se abrazan en un gesto imprevisto.
  • Hemos sobrevivido.
  • Es cierto, podemos sentirnos afortunados.

Se apartan para permitir el paso de una camilla. Un hombre agoniza en ella sin que la herida mortal pueda disimularse bajo el aparatoso vendaje que cubre su cabeza.

  • Toda una experiencia.
  • Sí, solo aprendemos de verdad cuando tenemos experiencias fuertes y determinantes.
  • Claro, cuando la vida es previsible y siempre igual a si misma terminamos por estancarnos en la rutina.
  • La guerra tendrá otras cosas pero no es rutinaria. Jugarnos el tipo nos obliga a vivir en el día a día.
  • Carpe diem, que hermosa frase de no se quien.
  • Un romano quizás. Esos sí sabían vivir la vida: bacanales, fiestas, circos ...

Ante la escasez de ambulancias, los cadáveres restantes son agrupados por los sanitarios formando extraños montículos.

  • Va a ser que la guerra es buena.
  • Por lo menos nos hace mejores y eso es lo que importa ¿no?

El ulular de las sirenas interrumpe la conversación. Los dos soldados agitan los brazos hacia los vehículos que vienen a recogerlos.

08 julio 2008

Odisea especial V

  • No hay nada como el olor a chapapote por la mañana! Ese picha brava de Moaña D'Ons, me va a proporcionar dulces fragancias en pocos cosmominutos.  
  • Comandanta Ferro, nos monitores podemos velo tocando o piano. Está algo esmorecido ...e moi calvo. 
  • Non te deixes atrapar na suas redes de tenrura , Xoana-04. Estamos a falar dun canalla melómano e sofisticado, mestre nas noxentas artes da seducción e con toques abertamente sádicos. Pura escoura masculina. 
  • Ten aspecto venerable. Semella como se os trazos do seu rostro foran cicelados pola experiencia do fracaso e a dor. 
  • ¡Cala ou desconéctarei os teus circuítos! Non estoy disposta a trocar un robot repelente e paspán por una robotina cursi e namorisqueira.  
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  • ¿Qué está pasando coa nave? Non a vexo ¡Esixo que fales de novo, Xoana-04! 
  • Señora Comandanta, creo que a música xenerou unha néboa púrpura arredor do Burlador de Hebillas. 
  • ¿E ese malnacido só pode facer iso para defenderse de nós? ¡Destruiremos a nave sen miramentos! 
  •  Non vai ser doado, señora Comandanta. A brétema está composta dunha multiasociación de quarks-encanto, parecidas as orixinadas polas cavilacións románticas dos homes e, se me permite a indelicadeza, das mulleres. 
  • Das mulleres febles e sometidas, querrás dicir. Envía un chorro frío de desbocada e cruda racionalidade, xa verás como desaparece ben pronto. 
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  • ¿Non cho dixen? Xa está esvaecéndose. 
  • Sí, pero no seu lugar temos agora un ollo xigante que pestanexa. Desafortunadamente nas nosas bases de datos non hai rexistrado ningún vehículo con semellante chasis. 
  • Da igual, seguimos co noso plan: petrolearemos a nave ata cubrila cunha pegañenta capa de ferruxe e logo traerémola coa enerxía monumental das nosas bólas ioió. Chama ao delegado, non quero problemas con eses túzaros da administración. ¡Que sexa testemuña do que imos facer!
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  • ¿Para qué me necesita, Comandanta? Hasta ahora se ha bastado usted sola para dar las órdenes. 
  • No, delegado no. No me pillaré los dedos. Usted es la máxima autoridad aquí dentro y necesito que legitimice mis decisiones. Mi pellejo no va a depender de lo que usted crea que piensa su Dios sobre lo que es cristiano y decente. 
  • Usted es una pecadora y rendirá por ello cuentas ante el Altísimo. 
  • Haga lo que tenga que hacer. ¡Boa puntería, Xoana-04! O ollo está ennegrecendo. 
  • Pero ahora en cambio llora. ¿No son lágrimas lo que está saliendo por las escotillas? 
  • Sí claro, es una nave sentimental que llora cuando le hacen pupa. Delegado, es usted un simple ¿No ve que a pesar de nuestros impactos, aún tiene la desvergüenza de reirse de nosotros con sus tácticas de distracción? ¡Intensifique o ataque, Xoana-04! 
  • Nave destruida, señora Comandanta. 
  • ¡Maldita sea, se nos fue la mano! ¿Estará contenta? Hemos variado nuestro ruta, engañados por usted, para capturar a un bribón y al final nos lo hemos cargado incluyendo en el lote al antiguo comandante del Orzán 739 
  • Tamén desapareceu Virtuditas, señor delegado. 
  • Pequeño consuelo para tan gran desgracia. Comandante Ferro, me sorprendente la incompetencia que hay detrás de su osadía. Queda relevada del mando. 
  • Es increible Moaña, ganas hasta as batallas perdidas. Sin embargo, creo que botarei  de menos a túa ollada e a túa tenrura. 
  • ¿Qué cuchichea? ¡Váya a su camarote y no salga de allí hasta nueva orden!

01 julio 2008

Rosas de trapo: Volviendo a Las Marías

Rosas de trapo e sedas
enxoval gardado
(...) oh Marías
señoras do corazón
decote namorado
(BERNARDINO GRAÑA)
Las recuerdo siendo un tierno jovencito a finales de los 70 en las viejas rúas compostelanas, quizás por el Villar o el Toural. Ahora me han vuelto a conmover al ver el documental del que habla el artículo de El PAÍS que he puesto más abajo.
Entonces eran un mito viviente y yo, como todos, conocía ese mito; sin embargo recuerdo que cuando las vi por primera vez delante de mí, me produjeron un impacto desmedido. Pensaba que era como si un túnel del tiempo las trajera desde el pasado. Hoy en día, en cambio, pienso que llegaron del futuro. De un futuro lejos de la represión, la hipocresía, las estrecheces y la miseria moral y física que les tocó vivir.
Sus ropas increíblemente coloristas en la época azul de zamarras, vaqueros y anoraks, -pensemos como sería su vida cuando el negro riguroso de la postguerra- y luego con esas extrañas caras de geishas de una inverosimilitud surrealista: la capa de arroz en las que no había afán por disimular los pómulos duros, las arrugas que atormentaban el rostro con sus mil pliegues, la boca desdentada y la mirada triste de los que habiendo sufrido más allá de toda medida sólo les queda como última resistencia la flor austera de la mirada insumisa.
No, no es cuestión de mitificarlas y convertirlas en heroínas. Sólo eran mujeres que sufrieron y que buscaron en si mismas una respuesta a ese sufrimiento. Incluso a riesgo de hermanarse con la locura.

Reproduzco el artículo de:

MARÍA FÁBREGAS - EL PAIS - 17/04/2008

Salían cada día a pasear por las mismas calles de Santiago, siempre a las dos en punto, arregladas con una ropa y un maquillaje tan colorido como extravagante. Todavía hay mucha gente en la ciudad que recuerda a las inseparables hermanas Coralia y Maruxa, más conocidas como Las Marías, dos emblemáticos personajes de Compostela a los que las nuevas generaciones sólo conocen por la estatua que les rinde homenaje en la entrada del parque de la Alameda.

Los falangistas las maltrataron para averiguar el paradero de sus hermanos
"Quienes no se rebelaban por temor veían en 'Las Marías' un grito de libertad" Pero bajo esa fama de locura que les precede hasta hoy, escondían un drama personal que no todos conocen, con la Guerra Civil como telón de fondo. Así lo recoge el documental Coralia e Maruxa, as irmás Fandiño, de Xosé Rivadulla Corcón, para cuya elaboración ha contado con testimonios de personas como Encarna Otero, Xosé Luis Bernal o Dionisio Pereira.
Nacieron en una familia obrera de 11 hermanos, tres de ellos destacados miembros de la CNT. El documental relata cómo tras el estallido de la Guerra Civil, asesinan a uno de ellos mientras que los otros dos consiguen huir. La pesadilla para las hermanas comenzó cuando los falangistas trataron de utilizar a la familia para averiguar su paradero. A horas intempestivas de la noche, llegaban a la casa de los Fandiño, registraban y desbarataban la vivienda, desnudaban en la vía pública a las hermanas para humillarlas y las subían al monte Pedroso de Santiago. "No está demostrado, pero hay gente que afirma que las llegaron a torturar e incluso a violar", explica Rivadulla.
Con poco más 20 años y sin haberse metido con nadie, la vida de Las Marías se convierte en un mal sueño que se prolongará desde el inicio de la guerra hasta mediados de los años 40. Rivadulla señala que esos malos tratos continuados fueron la causa de la locura que ambas sufrieron, porque "antes no eran así". Finalmente los hermanos huidos fueron arrestados y cesó la presión sobre las Fandiño. Aun así, su situación económica era muy precaria. Las hermanas dejaron de trabajar como costureras, oficio que venían desempeñando junto a su madre, porque los clientes dejaron de llevarles ropa "por ser una familia anarquista, por miedo a significarse". Vivían en parte gracias a la caridad de los vecinos. No les ayudaban de forma directa, porque quienes las conocían sabían que no aceptarían una limosna, sino que les dejaban de forma anónima pequeñas cantidades de dinero en distintos comercios, en los que después ellas compraban. La solidaridad de los vecinos se puso a prueba a principios de los 60, cuando un temporal tiró abajo el tejado de la casa de las Fandiño. Enseguida se organizó una gran colecta entre los vecinos de Santiago y se llegaron a juntar 250.000 pesetas. "Es espectacular", dice Rivadulla, "porque en la época eso es lo que costaba un piso". "Manifestaron su locura mostrándose rebeldes contra la sociedad", afirma el autor. Las Marías nunca pasaron desapercibidas, no sólo por su llamativa vestimenta y sus rostros maquillados con polvos de arroz, sino por su actitud. "Ellas piropeaban a los hombres algo que, por supuesto, no se le ocurría a ninguna otra mujer. Siempre manifestaban que todos los hombres se enamoraban de ellas y flirteaban con los estudiantes". En contra de lo que pueda parecer, eran muy diferentes: Coralia, la menor y más alta, era tímida y poco habladora, mientras que Maruxa, más pequeña aunque de más edad, era la que llevaba la voz cantante. La opinión del autor del documental es que las hermanas desempeñaron, posiblemente sin saberlo, una papel fundamental en esa época de represión. "Mucha gente que se sentía ahogada por el régimen y que no se rebelaba por temor a represalias, veían en Las Marías ese grito de libertad". Cuando en 1980 falleció Maruxa, Coralia se fue a vivir con otra hermana a A Coruña, ciudad a la que nunca se adaptó. Murió tres años más tarde después de preguntar muchas veces cuál era el camino para volver a Santiago.