27 agosto 2008

Odisea especial VI

                    (Textos anteriores de esta serie haciendo click)
Aquella no era una furtiva lágrima. No, no era la lágrima que cayó en la arena, por lo tanto, no era tu lágrima. Tampoco era una de las lágrimas que bajaban, casi invisibles, de los recuerdos del replicante mortecino mientras repicaba la lluvia postmoderna sobre las ruinas de la civilización. Aquella era una lágrima con personalidad y con la autoestima muy elevada tras convertirse en medio de transporte para tres presencias humanas y una voz en off.
  • ¿Una voz en off? ¿Reduces tu presencia como narrador a una simple voz en off? ¿Acaso crees que así aliviaras de peso a esta nave minúscula sin que corras peligro de que te tiremos por la borda cuando haya problemas?
  • Mi condición de narrador bis me impide cualquier clase de orgullo y autocomplacencia.
  • No entiendo, ha dicho narrador bis.
  • Sí, Virtudes, sí. He tenido que sacrificar al narrador principal dejándolo en la nave nodriza. Es la única forma de hacer creer a esa malvada feminista que nos tiene en sus manos. Este me lo regaló el chamarilero de Mercurio cuando me hice con el otro. Es de peor calidad ya que tiene cierta propensión hacia la fantasía épica, pero no estamos en condiciones de elegir cuando nos jugamos el pellejo.
  • Hablando de jugarnos el pellejo, ¿vamos a seguir cayendo indefinidamente, como una piedra tirada a un pozo, a 12000 km por cosmosegundos? ¿Qué se nos ha perdido en el culo de la galaxía?
  • Calla, Adrianciño. Deja todo en manos de Moaña que él sabe mejor que nadie lo que hay que hacer en situaciones de mucho compromiso. Recuerda que nos acaba de salvar de las garras de esa mujer horrible.
  • Te veo muy defensora de Moaña D'Ons, algo que nunca te permitías cuando yo era el comandante del Orzán 739.
  • ¿Estás celoso, Adrianciño? Como puedes comparar. El es un caballero y tú...tú hueles todavía a la bosta de vaca de la cuadra de tus padres.
  • ¿Un té, señores?
La nave-lágrima se iba hundiendo con cautivadora majestad en los avernos galácticos sin que su férrea resolución afectase a sus intrépidos tripulantes entretenidos en los pormenores de su té con pastas venusinas.
¿A donde vas, nave loca? ¿Llegarás al final de tus desvelos?

  • Vamos al satélite Indie, narrador bis.
  • ¿Indie? ¿Una tribu? No los conozco.
  • Son muy antiguos aunque ellos se consideran modernos. Les perdimos de vista cuando el General Defarra acabó con la Dictadura Botellona (Ver aquí La Dictadura Botellona)
  • ¿El General Modorra se llamaba antes General Defarra?
  • Sí, Virtudes. Ese fue su nombre primero antes de llegar al poder y fundar el Movimiento hacia el Muermo Absoluto, de infausto recuerdo. Pues bien, aunque los Indies eran considerados unos plastas modernillos e insignificantes cuando la Dictadura Botellona (su único logro significativo fue aquel himno que empezaba con "Botellón, botellón, botellón es mi pendón")...
  • ¡Calla, calla, es horroroso!
  • ...Pues a pesar de ser inofensivos y cantar, o intentarlo, casi siempre en inglés macarrónico, el General decidió desterrarlos a un pequeño satélite exterior de Saturno garantizándoles, eso sí, medios para su supervivencia. Hacia allí se dirige esta nave. Nadie nos encontrará allí, ya que nadie quiere encontrarse con ellos.
Y los nuevos Ulises, con dulces vaticinios en sus ojos, siguieron viajando en su poderosa lágrima viva. La que no era furtiva, ni cayó en la arena; ni era, por supuesto, tu lágrima.

20 agosto 2008

N_ O_ E _ O : fuera papeles


(Textos anteriores de esta serie en:
http://suicidasperezosos.blogspot.com/search/label/Papeles)

El concierto de Pedro Raúl Trigales, "El Adonis del Caribe" supuso un antes y y un después en nuestras vidas. Fue entonces cuando decidimos que deberíamos hacer algo para atrapar a ese hombre y convertirlo en objeto de nuestras atenciones. No, no era tarea sencilla para cuatro mujeres maduras cuya mayor atrevimiento consistía en algunos chascarrillos picantes, soltados gracias al poderoso influjo del anís, en las reuniones vespertinas de bordado en el club parroquial. Pero ahora estábamos dispuestas a cualquier cosa con tal de conseguir nuestro principal objetivo y estábamos seguras de que difícilmente la pieza se nos podría escapar.
Nuestra frágil economía reducía las posibilidades de secuestro. Había que olvidarse de pillarlo en su mansión de Miami o en alguna de sus giras. Sin embargo, más tarde o más temprano, volvería a actuar en la televisión autonómica donde el ruiseñor caribeño parecía tener una plaza fija en el show de los viernes noche.
Cuando Elvira, la panadera, -el oído más audaz de la comarca- nos anunció la llegada
próxima de nuestro príncipe ya habíamos trazado las líneas básicas de nuestro plan. Remedios estaría en la puerta del hotel vigilando la salida de nuestra presa. Luisa, recordando sus tiempos de actriz, sería la encargada de llamar a la recepción haciéndose pasar por la secretaria del programa y luego seducirlo telefónicamente para atraerlo a una cita amorosa en el Barrio Antiguo. Allí, estaríamos esperando Elvira y yo misma. Elvira, dentro de su furgoneta de reparto y yo, entre las sombras de los portales con un bate de béisbol en las manos y rezando para que Pedro Raúl decidiera dejarse arrullar por las sirenas del amor en aquella madrugada nebulosa de Kaskarilleira.

14 agosto 2008

Agujeros de torero

-Lo que no pue ser no pue ser, maestro. 
-Con tanta cornás tiene más agujeros en el cuerpo que pelos tiene mi parienta en sus santas partes. 
-Me debo a la afición, a los toros, a todo ese arte y señorío que brindo cada tarde en las plazas de España y del extranjero. 
-Además la comparación con su mujer, a la par que ordinaria, es manifiestamente desafortunada ya que la interfecta debe ir muy sobrada de vello tal como puede observarse por los muchos que le salen en el bigote. 
- (Susurrando)"Dios mío y pensar que cuando lo conocí era analfabeto. Qué pedante se ha vuelto el maestro con tanto intelectual tauromaníaco haciéndole las gracias". 
 -¿Decías? 
-Qué na. Qué usted mismo. Que recuerde que desde su misma boca ha salío que por las mañanas después de ducharse tiene cierto parecío a la fuente de la Cibeles, ya que a falta de caños, usted echa agua por todas las llagas y eso que ha gastado sus buenos cuartos para que le remendaran las carnes. 
-La culpa la tienen mis amantes ocasionales. Con su manía de sobame las cicatrices, se me abren y lo dejo todo perdío. ¿Recuerdas a Tomás? No mi colega, me refiero al otro, al apóstol. Pues las hijas de su madre si no meten las pezuñas hasta el fondo no se convencen de estar ante un auténtico matador. 
-Tiene que tomar medidas, maestro, que le traten con más delicadeza. Recuerde lo mal que lo pasamos hace tres meses cuando lo quisieron condecorar en su pueblo y tardó un buen rato en encontrar chicha disponible en su cuerpo para que le pusieran el pin. Y hace un mes, cuando en Sevilla, a punto de salir al ruedo, hubo que recolocarle el hígado ya que le sobresalía del traje de luces. 
-Quieto parao, apoderao. Soy torero y me debo a la fiesta. La fiesta lo es todo para mi. Las cicatrices son la razón de ser de mi mundo, de mi gracia. Me hacen más torero, más artista. Creo que incluso me santifican. ¿Qué importan las heridas cuando gracias a ellas puedo alcanzar la inmortalidad en mi arte? 
-Alcanzar la inmortalidad matando, bonita idea; aunque algo dura de entender. 
-Todos los grandes de la historia la han practicado sin escrúpulos sobre todo con otros seres humanos. ¿A quién le preocupa unos miles de toros más o menos? La fiesta exige sacrificios para ser más grande. ¡Todo por la fiesta, apoderao! 
-Todo por la fiesta, maestro

08 agosto 2008

Espadas y corazones



  • Don Rodrigo, ¿es cierto que ha tenido una reunión muy tensa con el nuevo monarca y que incluso le ha hecho jurar por su honor que no participó en la muerte de su hermano, el difunto rey Sancho?

  • Lo siento, no hago declaraciones a los medios.

  • Venga Campeador, díganos por lo menos alguna otra cosa. ¿Cómo van sus relaciones con Doña Jimena? ¿Para cuando la boda?

  • Es usted un fraile benedictino. ¿Cómo puede hacerme esas preguntas?

  • ¡Por Dios, no sea antiguo! Los monjes, somos los únicos que leemos en estas tierras analfabetas y nos pirramos por las historias donde aparecen caballeros como usted, tan rudos y tan sexys. ¡Es tan aburrida la vida en el siglo XI! No todo puede ser ora et labora. Ahí está la clave del éxito de nuestro pasquín Espadas y corazones. Ya sabe que se está convirtiendo en la principal fuente de inspiración para trovadores y juglares.

  • Abominable panfleto. Sus miniaturistas siempre me pillan en poses poco naturales y los amanuenses me tildan de hombre sin entrañas que tiene una piedra por corazón. ¡Yo no soy ningún matamoros sin piedad!

  • Tenemos obligación de ser fieles a lo que nuestro público espera de un caballero medieval. Por ejemplo, sabemos de sus andanzas con hermosas prostitutas musulmanas y ya ve que no hemos tocado el tema. Imagínese que se llegase a saber como esas "huríes" llaman a su ejem ...fogoso ...ejem ...y cristianísimo mandoble?

  • Como aparezca por ahí lo de Mio Cid lo demediaré con mi espada Tizona y ni el Zeus Olímpico podrá recoserlo de nuevo.

  • El apelativo de Mio Cid, en cristiano Mi señor, es muy amable y esperanzador para su ...para su ...

  • Está bien, dígame que quiere a cambio de su silencio.¿Una exclusiva sobre mis próximas batallas? ¿Una crónica sobre mis victorias pasadas?

  • Exacto. pero no solo nos interesan esas batallas y esas victorias que al final son siempre parecidas entre si. También las otras guerras son importantes. Sangre, sudor, lágrimas, pero también el amor y el sexo ...y arriba el Altísimo cuidando de todo. ¿Se puede pedir más?
*Aquí se corta este texto, traducido al castellano actual por la mente multiusos del Dr. Krapp . Ningún especialista cidiano ha reparado en él hasta la fecha. Ni Martínez Diez, ni Colin Smith ni el venerable y documentadísimo Ramón Menéndez Pidal comentan o valoran su existencia y contenido. Desconocemos las causas de semejante olvido. ¿Quizás haya un afán desmedido por preservar la imagen heroica de nuestro Campeador?

05 agosto 2008

Abalorios asesinos


(Inspirado libremente en "No se culpe a nadie" uno de los mejores cuentos de Julio Cortazar)
En verano hay que salir a la calle bien preparado y sin el apoyo que nos ofrecen las ropas de abrigo con sus mil recovecos. Las gafas de sol puestas, las de leer colgadas del cuello, un cordón para sujetar el MP4, los auriculares en los oídos, el móvil en un bolsillo, la cartera en el otro, las llaves de casa, el monedero ...¿dónde coloco el monedero? Menos mal que ya no fumo y no tengo que preocuparme de la cajetilla y el mechero.
Todo va bien si todo va bien. Lo malo es cuando al caminar por la calle todos esos abalorios -por esa vocación corporativa que tienen los abalorios- deciden juntarse, enredarse, entablar amistad y te sientes obligado a separarlos ya que tienes prisa por llegar a algún lado. Casi siempre es peor el remedio que la enfermedad y a poco que te descuides, pasas a formar parte de sus enredos con la voluntad anulada por esos ingratos que pretenden complicarte las cosas y amenazan con hacerte un nudo en el cuello.
Inevitablemente la gente se empieza a fijar en ti. Empantanado en tu propia angustia percibes tu paulatina transformación de sujeto pensante en objeto de desprecio.
"¡Qué tío más torpe!" Adivinas palabras en las miradas ajenas. Porfías una vez más en tu inutil lucha pero lo haces con gesto teatral, para la galería, sabiendo que tu intervención sólo te atrapará aún más en la red siniestra de tus abalorios.
Necesitas una salida digna a tu bochorno. Debes huir. Es la cosa que mejor sabes hacer cuando las cosas se ponen feas. No te puedes seguir asfixiando ante la hilaridad de espectadores aburridos. A estas alturas un cordón te tiene atrapado por las orejas y el otro quiere cortarte la yugular.
¡Hay que hacer algo!
Quizás atravesar la calle, aunque corras el riesgo de que te atropelle un coche en esta avenida infernal.
¡Hazlo ya!
¡Ya!
¿Lo ves? no era tan difícil. Además aquí, en la Morgue, se está fresquito y tranquilo. Nadie te acosa con su su mirada burlona. Reconócelo, más vale la paz de los muertos que el sin vivir viviendo de los vivos.