29 marzo 2011

Renove cerebral (Kaskarilleira Existencial 12)

  • Buenas tardes, soy Salustiano Telerín y le llamo para pedirle su colaboración en una encuesta que estamos realizando para saber el uso que se le da al...
  • No me venga con el cebo de la encuesta y dígame que coño venden. Son las cinco y media de la tarde, hora que suelo emplear para el solaz o la meditación. Hoy en particular mi cerebro sestea y no está para determinada clase de lindezas.
  • Precisamente nuestro trabajo consiste en solventar esa clase de limitaciones. Podemos conseguirlo de forma total y absoluta. Para siempre.
  • Mire capullo, no lo conozco de nada y no le consiento que me llame limitado. Soy detective privado. Tengo una vida muy ajetreada y seguro que ha oído hablar de las malas pulgas que nos gastamos los de mi gremio cuando nos quieren joder con impertinencias varias o promesas imposibles. 
  • Señor, afirmo que ésta puede ser la oportunidad de su vida. Créame. Déjeme que se lo explique al menos.
  • Le doy treinta segundos para soltarme sus chorradas. No intente ninguna triquiñuela. Iría por usted. Reconocería su horripilante voz de pito hasta en un concierto de música heavy.
  • Empiezo. Como usted sabe el gobierno ha iniciado un plan con el que pretende sustituir los cerebros viejos y gastados por otros nuevos que respondan mejor a las condiciones y exigencias de la vida moderna.
  • ¿Si cree que ya lo sé, por qué me lo repite? ¡Acelere, que no tengo todo el día!
  • Bueno,puesnuestraempresaestáencondicionesdeofrecerleunagranpromocióneconunascondicionesmuyventajosasparanuestrosnuevosclientes.Soncerebroscontrastadosyhansidosometidosamilpruebasantesdeserpuestosencirculación.Garantizamosademásquetodoslosdatosdesuviejocerebroserántraspasadosalnuevosinningunaperdidadeinformación.Porsupuestoencasodequenoocurrierasíledevolveríamoseloriginalelimportedelnuevoyotrocerebromásderegalo.EncasodequeeligieselaopciónPremiumtendríaderechoaunpackdecuatrocerebrosintercambiablessegúnelestadodeánimodecadamomento.
  • ¿Ha terminado el discursito?
  • Sí, ya está. Sé lo he dicho de un tirón. Me siento orgulloso. Es usted mi primer cliente.
  • ¿Oiga, usted acaba de estrenar uno de esos cerebros nuevos, verdad?
  • Sí, claro, es un requisito imprescindible para trabajar en Cerebralia.
  • No me lo jure. Mire Salustiano, a mi me gusta el que me vino de fábrica. Puede que parezca un viejo desván destartalado. A veces incluso tiene goteras y en ocasiones oigo corretear a la manada de ratones que se zampan el maíz de mi sesera. Pero le tengo cariño. No conozco otro y desconfío de las pretensiones de este gobierno. ¿No será que pretenden usar el nuestro ante la inoperancia del suyo?
  • Señor, nuestra empresa lo único que hace es cambiar el envase. Las mismas ideas en un recipiente más adecuado y funcional. De un material duro y resistente como el diamante.
  • Dígame la verdad, ¿qué se pretende hacer con los cerebros viejos? ¿No se venderán al Tercer Mundo haciéndolos pasar por nuevos? Cuénteme algo si es que quiere llegar a un acuerdo ventajoso conmigo.
  • Tengo prohibido hablar de eso, señor. 
  • Haga un esfuerzo, Salustiano. ¿No le merecerá la pena el riesgo para conseguir su primera comisión de ventas?
  • Solo sé lo que cuchichean los compañeros en voz baja, le ruego que no me meta en un compromiso. 
  • Venga, hombre. Puedo hablar con mis clientes de Kaskarilleira, gente adinerada y de tronío a la que le vendría bien un buen alicatado en la azotea.
  • Le diré algo, pero en voz baja: Misteriosos camiones salen cada noche de la fábrica cuando la producción ha cesado. Van repletos de enormes cajas plateadas. Se dice que el lugar de destino es un importante país centroeuropeo. Allí...
  • Ya entiendo. Hace tiempo que se habla de la fuga de cerebros a Al... 
  • ¡Baje la voz, se lo ruego!. Allí, frente a lo que se piensa, los cerebros no son utilizados para aprovechar la inteligencia de sus portadores, sino por su sabor. Ellos son poderosos y ya tienen lo que necesitan para continuar prosperando. Sí suena horrible, pero es verdad: nuestros cerebros son materia prima en sus fábricas de embutidos. Gracias a su apuesta por el I+D han descubierto las cualidades dietéticas de los sesos ibéricos y las nuevas salchichas han tenido un éxito tremebundo entre los gourmets. Incluso se habla de comercializarlas en el extranjero.
  • ¿Sabe que me estoy jugando el pellejo al comentarle ésto?
  • No me diga más, nuestro gobierno ha llegado a un acuerdo secreto para entregar cerebros a cambio de que ellos, tan poderosos, avalen nuestra solvencia económica. Puta crisis.
  • No puedo seguir hablando. Estoy perdido, vienen tres seguratas hacia aquí con las pistolas en la mano. ¡Me van a matar, los conozco bien! ¡Haga algo, detective! 
Click
  • Lo siento, no puedo cambiar tu destino. Ya se sabe: el que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla. Puede que la tuya esté dentro de una fuente de plata acompañado de un buen montón de chucrut y puré de patatas.
    Prost mein Freund.

22 marzo 2011

Sombras oscuras bajo el sol naciente

GODZILLA (1954) - ISHIRO HONDA

RODAN: LOS HIJOS DEL VOLCÁN (1956) - ISHIRO HONDA

EL MUNDO BAJO EL TERROR (1965) - NORIAKI YUASA

AKIRA (1988) - KATSUHIRO OTOMO

LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS (1988) - ISAO TAKAHATA

LLUVIA NEGRA - SHOHEI IMAMURA (1989)

17 marzo 2011

Sobre mis angélicos exquisitos

Nadie sabe el motivo. 
Nadie se puede explicar como seres perfectos viviendo en un mundo perfecto, decidieron  bajar a la tierra para vivir entre nosotros, habitantes de la caverna platónica.
¿Serán acaso descendientes de aquel grupo de plumíferos expulsados de las instancias celestiales cuando el Divino Hacedor decidió usar la escoba? 

No lo sé, los que yo conozco más bien suelen presumir de su condición laica y no les veo muy dispuestos hacia todas esas zarandajas bíblicas. 
Por preferir seguro que prefieren acogerse a la estirpe de Prometeo,  aquel pícaro ladrón capaz de desafiar a Zeus convirtiéndolo en un patético julay, tras arrebatarle el fuego divino delante de sus propios morros. Ese fuego que luego repartió dadivosamente entre nuestra precaria comunidad terrícola.
Prometéicos o caídos, el hecho cierto es que con los años los Angélicos se han acostumbrado a nuestras costumbres.  Se han mimetizado de tal manera, que solo una mirada atenta puede descubrir que  aunque viven, duermen, procrean y mueren como nosotros, son radicalmente de otra especie.
Sé que a estas alturas muchos os estaréis mordiendo las uñas, ansiosos por saber si pertenecéis o no a esta raza extraterrestre y huir así de vuestra humana condición. 
Olvidaros del tema, los Angélicos llevan implícito el conocimiento de su propia naturaleza y de los que son sus iguales. 
Ellos son y se sienten perfectos. Tienen ideas perfectas. Y su inapelable perfección les induce a pensar y actuar en cada momento de la forma más adecuada y plausible.
Mientras que tú, lamentable cavernícola, vives pegado a una realidad que te condiciona haciéndote vulnerable y voluble; los Angélicos siempre tienen una receta a mano que da respuesta a todas las preguntas, a todas las necesidades. 
Tus vacilaciones siempre te ponen en evidencia y si tuvieras dos dedos de frente deberías imitarlos para no quedar como un necio patán, un chisgarabís dubitativo e inconsciente; justo merecedor del rechazo, el desprecio y  la majestuosa indiferencia de los seres superiores.
Si, amigos, no penséis nunca que la hostilidad de los Angélicos es fruto de su altivez, de su orgullo, de su clasismo o de una indomable soberbia. Lo que hacen es colocaros en vuestro lugar, el que realmente os corresponde como aborígenes terrícolas infectados de flaquezas humanas. 
Marcan las distancias con vosotros porque  ellos proceden del mundo de las ideas puras, de las ideas sin mácula y vosotros no dejáis de ser unos andrajosos especímenes esclavos de vuestras emociones primarias.
Ellos hablan de Libertad, de Belleza, de Justicia y vosotros solo sabéis balbucear conceptos inconexos y ridículos que son el único fruto que puede producir vuestra adocenada vida vulgar.
Es evidente que para esta élite, selecta y clarividente, la mayoría sobramos y les gustaría prescindir de nosotros en sus íntimos anhelos. 
Pero nos necesitan. 
Nos necesitan para que hagamos bulto. Para  que nuestras limitaciones contrasten con su prodigalidad. Para que nuestras sombras hagan resplandecer su luz. Para poder seguirse reconociéndose entre ellos. Haciendo grupo. Formando una piña inasequible y pura que contraste vivamente con  nuestra despreciable impureza humana.

12 marzo 2011

Miedo amigo

Amigo miedo.
Creo que ya va siendo hora de que comente algo de ti. Poco, porque no quiero que te animes. No hay duda, contigo es mejor mantener las distancias todo lo que se pueda, aunque a veces resulte imposible. 

Nauseabunda garrapata. Cuando te pegas a alguien es para no soltarle. Te introduces en su cuerpo y le vas chupando el ánimo, como un vampiro, hasta dejarlo convertido en una cáscara reseca. Un mineral humano.
Por eso te gustan tanto los niños, maldito pederasta. Emociones jóvenes. Frescas. Casi sin estrenar. Allí puedes saciarte a gusto. Niño amedrantado, esclavo para siempre. 
Siempre escondido. Alimentándote del coraje ajeno. A buen resguardo en los lugares prohibidos de la mente.
Por eso quiero sacarte fuera. Traerte aquí. Ponerte a la luz de los focos. 
Convocarte. Conjurarte. 

Citarte lejos de tu territorio habitual. 
Lejos de tus lugares de caza. 
A la intemperie. 
Quisiera que todo el mundo pudiera verte como realmente eres. Un simple parásito carroñero que usa mil disfraces para manifestarse. Para embaucar a sus presas. 
Un exceso de fantasmagoría, de guardarropa que no confunde a los precavidos. A los que hemos sido tus presas y conocemos tus argucias.
¿No dices nada? 

¿No vas a defenderte? 
¿No soltarás eso de que el miedo es necesario como sistema de defensa? ¿Qué nació cuando el hombre prehistórico, desnudo y desvalido, necesitaba estar alerta ante los numerosos peligros que lo acechaban? 
Tienes un motivo para haber nacido, ¿cual es tu motivo para seguir atormentándonos, para seguir manteniendo tu déspota hegemonía?
¿No hablas? ¿Al menos estás ahí?
Di algo, por favor. 
A lo mejor tienes razón. 
A lo mejor te necesito. 
A lo mejor no te valoro como mereces, miedo amigo.

03 marzo 2011

Sobre los saludófobos insalubres

Es cierto que a veces el rito del saludo comporta ciertos riesgos. Sin ir más lejos, estaba el otro día este doctorcito en un polideportivo acabando de vestirse después de una tarde de actividad física, cuando pasó por su lado un hercúleo personaje, tan inmenso, que no cabría como armario empotrado en uno de esos pisitos que se llevan hoy en día. Un cuerpo poderoso con una conversación tan pueril que haría sonreír a un niño de ocho años. Como corresponde a una esmerada educación germánica, le envié un tibio saludo, uno de esos “¡Que hay!" de puro compromiso. El tipo me miró extrañado y empezó a chillar como un energúmeno mientras se dirigía a la ducha: “¡Que hay! ¡Que hay! Eso solo se le dice a los muertos. ¿Cómo se me puede decir que hay?" Siguió farfullando un buen rato hasta que el agua ahogó sus palabras. Un personaje estrafalario, bien conocido en aquellos pagos, pero de buen corazón. Al final, cuando cortésmente me fui a despedir de él, me pidió disculpas azorado.

No, no hay que desdeñar el poder del saludo.  
Aunque puede parecernos un rito convencional nació  como forma de facilitar  la interacción social y evitar que todos acabásemos dándonos de garrotazos por la menor minucia. Ya en muchos mamíferos y en nuestros hermanos los primates, existe el saludo como forma de sumisión del inferior al superior. Una especie de aceptación del orden social establecido, donde se reconoce el poder del líder y se garantizar la paz dentro del grupo. Afortunadamente la humanización ha democratizado el proceso y ha servido para limar asperezas entre iguales. Un parachoques que sirve para que los encontronazos sean menos dolorosos. 
No es casualidad que el término "saludo" procede del latín “salus” y por lo tanto esté emparentado con la palabra salud y sus sinónimos. El saludo, valga la perogrullada, siempre es saludable  aunque a veces su uso o su negación pueden ocasionarnos problemas a poco que seamos algo quisquillosos.  Definitivamente hay que llevar bien regulado el saludómetro privado para que no se dispare ante la mínima señal de alarma.  Muchos se entregan con demasiada facilidad a la lastimosa tarea de calibrar si los saludos recibidos están en consonancia con los emitidos y se agarran enormes peloteras cuando no es así. Ha habido duelos privados y hasta guerras sangrientas nacidos de saludos estreñidos. 
Eran otros tiempos. Ahora el problema es otro y se llama saludofobia. Una inmensa epidemia social  que se ha extendido por todo el orbe sin que la Organización Mundial de la Salud haga nada al respecto. (Deben estar esperando a que alguna multinacional farmacéutica pueda comercializar una vacuna rentable)
Sí, amigos, la insalubre saludofobia avanza a pasos agigantados ante la indiferencia general. En la calle, en el trabajo, en cualquier lugar público... 
En los ascensores, mucha gente ya no solo no saluda sino incluso hasta ha decido no comentar la situación climatológica. Algo inaudito. Una señal inequívoca más de la descomposición social que está generando este temible virus.
Si, queridos, tampoco nuestros hogares son castillos donde refugiarnos de las intemperancias externas. Uno vuelve a casa después de un largo viaje y se encuentra con que los parientes le dedican un  saludo escueto, frío y a veces hasta un ininteligible gruñido. 
¿Un gruñido a tu padre como forma de saludo? 
¿Qué te hubiera pasado en tus buenos tiempos? 
¿Qué quedaría de ti después de que te agarrase de las orejas y te chillase hasta dejarte sordo " Soy tu padre, no un oso"?
No hay nada que hacer. Si ya no hay padres como los de antes ni hijos que los aguanten, tampoco hay saludadores de mayestática altura.